Manolo Ramírez Pupilo, destacado empresario del transporte, alzó su voz para expresar la creciente preocupación de los empresarios de la zona turística de La Altagracia ante el caos vehicular que afecta a la región. Según Ramírez, el 60% de los turistas que visitan la República Dominicana cada año se concentran en esta provincia, especialmente en las áreas de Bávaro, Verón y Punta Cana. Sin embargo, las infraestructuras viales no han sido adecuadas para soportar el creciente tráfico, lo que genera serios problemas de movilidad.
Ramírez destacó que este problema no es nuevo, sino que lleva décadas gestándose. “Hace alrededor de 40 años comenzamos a hablar de la necesidad de un desarrollo urbano que acompañara el crecimiento turístico que estaba por venir, pero muchos empresarios no vieron el potencial de la zona en ese entonces”, comentó. Recordó que el primer hotel, Clumet, abrió sus puertas en 1979, seguido por varios otros que impulsaron el dinamismo de la región. Sin embargo, el desarrollo de la infraestructura vial no ha acompañado este crecimiento.
Uno de los proyectos que Ramírez propuso en su momento fue la construcción de una terminal única de pasajeros, con parqueos y salidas subterráneas, inspirada en terminales internacionales como la de Nueva York. Este proyecto hubiera descongestionado las calles del centro de Verón y Bávaro, pero lamentablemente no se llevó a cabo.
La situación actual, según Ramírez, es crítica. “Higüey y Verón son un caos. No se ha hecho el esfuerzo necesario para reordenar el tránsito, como establecer calles de una sola vía, por temor a afectar intereses empresariales”, afirmó. También mencionó la necesidad de construir distribuidores y conectar mejor las vías principales con la Autovía del Coral, para desviar el tráfico pesado del centro de la ciudad.
Finalmente, Ramírez instó al gobierno a tomar medidas urgentes y responsables para abordar este problema, que no solo afecta la calidad de vida de los residentes, sino que también pone en riesgo el atractivo turístico de la provincia. “No podemos permitir que el desarrollo económico y urbano de La Altagracia sea frenado por la falta de una visión integral en materia de infraestructura”, concluyó.