Indhira Gutiérrez, una representante de las familias que dependen del centro para niños con discapacidad, expresó su preocupación por la falta de recursos y personal en la institución, lo que impide su correcto funcionamiento. “Estamos entre contentos y tristes. Contentos porque este centro fue un sueño hecho realidad, pero tristes porque carece de muchas cosas”, señaló Gutiérrez.
El centro enfrenta serias deficiencias en cuanto a materiales esenciales, como la ausencia de personal clave, incluyendo un portero, maestros capacitados y especialistas para administrar medicamentos a los niños en crisis. Además, faltan bebederos, alimentos y transporte, elementos indispensables para el funcionamiento diario de la institución.
Aunque la gobernadora ha prometido soluciones, Gutiérrez lamenta que los maestros estén trabajando con recursos limitados, “a mano pelada”, y únicamente impulsados por su amor y dedicación hacia los niños.
La representante también mencionó que algunos niños han sido retirados del centro debido a las condiciones inadecuadas. Sin embargo, aclaró que, en ciertos casos, esos niños no pertenecían al centro, ya que está diseñado para aquellos que necesitan una educación especial debido a un retraso cognitivo que requiere atención específica.
Finalmente, Gutiérrez subrayó que ya han mantenido reuniones con las autoridades educativas para exponer el déficit de recursos y materiales necesarios, con la esperanza de que se tomen medidas prontas para garantizar el adecuado desarrollo del año escolar.