Pudo haber sido un puñetazo al estómago la noticia de que el dominicano Fernando Tatis Jr. no solamente no volverá de una lesión este mes, sino que no estará elegible por el resto del año – la postemporada incluida – tras arrojar positivo en una prueba de dopaje y ser suspendido.
Y quizás termine siéndolo.
Pero si hay un lado positivo de todo esto, es lo siguiente: Los Padres no han contado con Tatis en la presente campaña. No han perdido a un gran jugador; simplemente no van a sumarlo. Siguen estando en posición de clasificar para los playoffs. “No ha sido parte de nuestro equipo en todo el año y hemos llegado hasta este punto sin él”, dijo acertadamente Manny Machado.
Obviamente, eso se debe en gran parte al propio Machado, a quien probablemente se le describa mejor con una palabra que no se hubiera utilizado cuando era un jugador joven buscando afianzarse con los Orioles: Consistente.
Recordemos todo lo que ha pasado en este equipo de los Padres desde que se reanudó la actividad beisbolera en marzo. Casi de inmediato, nos enteramos de que Tatis se había fracturado la muñeca izquierda en un accidente de motocicleta durante el invierno.
Antes de que la temporada empezara, el club adquirió en cambios a Sean Manaea y a Taylor Rogers. Durante la campaña, al equipo le costó generar poder. Hubo altibajos de parte de Joe Musgrove y Blake Snell; obviamente, hubo días impactantes para la franquicia, con las llegadas del dominicano Juan Soto, Josh Bell, Josh Hader y Brandon Drury, junto con las partidas de Eric Hosmer, Luke Voit y un grupo de prospectos cotizados. Ahora, hay otro motivo más por el que que Tatis sigue sin estar disponible.
En medio de todo eso, ha estado Machado, el único bateador de los Padres con slugging por encima de .420, al menos entre los que tienen 55 visitas al plato o más. (Su slugging es de .532). Está elaborando una de sus mejores campañas en muchos años. Entre otras cosas, su OPS+ de 160 sería una marca personal para él en una campaña completa. Estuvo entre los 25 jugadores con más cuadrangulares antes de cumplir los 30 años en la era después de las guerras. Además, son 272 bambinazos en Grandes Ligas, más de los que tenían Barry Bonds, Reggie Jackson o Mike Schmidt a su edad.
Sumemos una defensa que sigue siendo bastante bueno, aunque quizás ya no sea algo del otro mundo como lo fue cuando era más joven, y Machado se encuentra en el tercer lugar en la Liga Nacional en WAR (victorias por encima del reemplazo), por lo que, a lo mínimo, se le mencionará entre los candidatos para Jugador Más Valioso del Viejo Circuito.
Sabías que tenía mucho talento, por supuesto, pero ¿qué tal durabilidad? Como jugador joven en los Orioles, la campaña 2013 de Machado terminó prematuramente cuando sufrió una lesión en la rodilla izquierda que no solamente requirió de una cirugía, sino que atrasó su debut del 2014 por casi un mes. Tres meses después, su campaña del 2014 también llegó a su fin debido a una lesión en la rodilla derecha por el que tuvo que ser operado nuevamente. A temprana edad, es el tipo de cosas que puede dejarte con cierta reputación.
Ahora, un vistazo a los líderes de Grandes Ligas en juegos disputados y visitas al plato desde el 2015:
Juegos disputados
1. Paul Goldschmidt: 1,116
2. Machado: 1,115
Visitas al plato
1. Machado: 4,828
2. Goldschmidt: 4,820
Piensa en la cantidad de juegos de los que estamos hablando, lo mucho que ha estado disponible desde que dos lesiones en las rodillas daban la impresión de poner en peligro su carrera cuando apenas comenzaba. Desde entonces, ha habido seis campañas completas – 162 juegos por seis, más los 60 partidos del 2020, más los 120 encuentros que los Padres ha disputado este año. Estamos hablando de 1,151 juegos. Machado ha jugado en 1,115 de ellos, aproximadamente el 97%.
Desde entonces, no ha estado en la lista de lesionados. Si lo buscas, está en el lineup. Está impulsando a este equipo de San Diego hasta octubre en una temporada en la que, antes de la llegada de Soto, sus compañeros no estaban haciendo mucho para apoyarlo. Y eventualmente, lo encontrarás en el pabellón de inmortales en Cooperstown, Nueva York.
Fuente: Las Mayores