Nueva Orleans vivió una tragedia en la madrugada del miércoles, cuando un sospechoso embistió con un vehículo a alta velocidad contra una multitud en el concurrido Barrio Francés, dejando un saldo de 10 muertos y 30 heridos. El incidente, que ocurrió a las 3:15 a.m. en la emblemática calle Bourbon, fue calificado como un «ataque terrorista» por la alcaldesa LaToya Cantrell.

El jefe de policía de Nueva Orleans confirmó que el acto fue intencional y detalló que, tras el atropello, el sospechoso sostuvo un tiroteo con la policía antes de ser abatido. Fuentes oficiales, bajo condición de anonimato, revelaron a The Associated Press detalles preliminares de la investigación, la cual ahora está siendo liderada por el FBI.
En un comunicado, la agencia federal informó que trabaja en conjunto con otras instituciones para investigar el hecho como un posible acto de terrorismo. Alethea Duncan, agente especial asistente a cargo de la oficina local del FBI, mencionó que se encontró al menos un presunto dispositivo explosivo improvisado en el lugar del atropello, lo que refuerza las sospechas sobre la intención de causar un daño masivo.
El ataque ocurrió en una de las zonas más bulliciosas de la ciudad, conocida por sus celebraciones de Nochevieja y por albergar a miles de visitantes que llegaron para el esperado partido del Sugar Bowl en el Superdome. A pesar del incidente, la comisionada de policía Anne Kirkpatrick aseguró que se implementarán medidas extraordinarias para garantizar la seguridad del evento, que se llevará a cabo según lo programado.
Whit Davis, un joven de 22 años que presenció el ataque, relató a CNN el caos vivido en el momento del incidente: “Todos comenzaron a gritar y correr hacia la parte de atrás. Vi cuerpos sin vida que ni siquiera pudieron cubrir y mucha gente recibiendo primeros auxilios”.
Las autoridades han prometido seguir investigando a fondo el caso y reforzar la seguridad en la ciudad, mientras Nueva Orleans intenta recuperarse de este trágico inicio de año.