En una controvertida decisión, la Administración del presidente Donald Trump despidió este viernes a al menos 17 inspectores generales de agencias federales, quienes tienen la función de supervisar y fiscalizar de manera independiente al Gobierno. La medida, reportada por diversos medios estadounidenses, ha generado una ola de críticas por parte de líderes demócratas y algunos republicanos.
El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, calificó la acción como una «posible violación de las leyes federales». Según la normativa vigente, los inspectores generales solo pueden ser removidos tras una notificación al Congreso con un razonamiento detallado al menos 30 días antes del cese.
El senador republicano Chuck Grassley también expresó su preocupación, señalando que los inspectores generales deben ser independientes de presiones políticas. «Puede haber una buena razón para despedir a los inspectores generales. Necesitamos saberlo si es así», dijo Grassley en un comunicado, exigiendo más explicaciones de Trump sobre la decisión.
Por su parte, la ley estipula que cualquier reemplazo para estos puestos clave debe provenir de la comunidad de inspectores generales, aunque se teme que la Casa Blanca no siga este procedimiento ni busque sustitutos inmediatos, dejando vacantes esenciales para la transparencia gubernamental.
La polémica medida subraya las tensiones entre la administración Trump y los órganos de fiscalización interna, encendiendo un nuevo debate sobre la supervisión y el cumplimiento de las leyes en el Gobierno federal.