Este martes, la ONU emitió una contundente acusación contra Israel, señalando que está cometiendo un crimen de guerra al privar a la población de Gaza de alimentos, lo que ha llevado a una situación crítica en la que al menos 210.000 personas se encuentran en estado de hambruna en el norte del enclave, mientras que más de 1,1 millones están en riesgo inminente de enfrentar la misma situación.

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Según Volker Türk, alto comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos, esta situación de hambre y hambruna es el resultado de las severas restricciones impuestas por Israel a la entrada y distribución de ayuda humanitaria y bienes comerciales, así como del desplazamiento de gran parte de la población y la destrucción de infraestructuras civiles vitales.
El utilizar el hambre como un método de guerra y aplicarlo a toda una población constituye, según un portavoz de la Oficina de Türk, crímenes de guerra, en base a lo establecido por el derecho humanitario internacional, el cual el Estado de Israel está obligado a respetar.
Recientemente, un consorcio internacional de expertos en alimentación y nutrición advirtió que la hambruna en Gaza se incrementará, con más de dos millones de palestinos en riesgo de caer en una situación alimentaria catastrófica. Esta situación ha llevado a la denegación por parte de Israel de la entrada a Gaza del jefe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), el principal organismo de ayuda humanitaria en el enclave.
La Oficina de Coordinación Humanitaria de Naciones Unidas (OCHA) destacó que la situación actual en Gaza no es una mera proyección futura, sino una crisis presente, especialmente en las áreas administrativas del norte del territorio palestino, donde la mayoría de los gazatíes ya padecen hambruna.
El portavoz de la OCHA, Jens Laerke, describió la situación como desesperada, con la mayoría de los mecanismos de supervivencia agotados y un aumento en las muertes por inanición, especialmente entre los niños y los enfermos.
El alto comisionado Türk instó a los aliados de Israel a usar su influencia para garantizar la entrada y distribución continua de ayuda humanitaria en Gaza, como única forma de mitigar esta creciente tragedia.